Cuando el Profeta del Islam murió, en el año 632 de la era cristiana, cuatro califas le sucedieron al frente del joven Estado en plena expansión. Se les conoce como los “bien guiados”. Sus acciones tuvieron repercusiones concretas en las múltiples prácticas actuales del Islam. Fueron ellos los primeros en iniciar un trabajo esencial sobre la revelación transmitida por el Profeta: sin un guía vivo, se apoyaron en el texto y comenzaron sus primeras interpretaciones.